El silencio, la única respuesta ahora en Colón ante la debacle deportiva

Por primera vez, el DT Ezequiel Medrán no habló en un momento deplorable de Colón, que necesitaba un punto para salvarse y perdió con Talleres (RE).
Prensa Colón
La tarde del domingo en el Pedro Comelli volvió a ser un mazazo para Colón. Ahora cayó 2-0 frente a Talleres (RE) por la fecha 31 del Grupo B de la Primera Nacional y desperdició otra chance de asegurar la permanencia. El resultado en sí fue duro, pero lo que vino después dejó en claro que el presente es mucho más que un mal partido.
El dato no es menor. Desde que llegó a Santa Fe, Ezequiel Medrán siempre se mostró dispuesto a enfrentar los micrófonos, incluso en las derrotas. Sin embargo, esta vez decidió no dar declaraciones, en un gesto que habla por sí solo: el clima interno no es el mejor.
Nadie habló en Colón
El plantel acompañó esa postura. Uno a uno, los jugadores dejaron el vestuario rumbo al micro sin detenerse a contestar una sola pregunta. Se trata de un patrón que ya se repite: desde el empate ante Chacarita, el equipo no volvió a dar la cara públicamente. La racha futbolística tampoco ayuda: ocho partidos consecutivos sin ganar, con un nivel de juego que preocupa tanto como los resultados.
En Escalada, Colón fue un reflejo de esa parálisis. Sin reacción, sin rebeldía, sin siquiera un atisbo de ambición. El equipo se limitó a esperar, apostando a un empate que nunca llegó y terminó cediendo sin demasiada resistencia. Lo más alarmante es que lo hizo en el contexto más delicado: necesitaba apenas un punto para sellar la permanencia y, lejos de mostrar carácter, ofreció una versión apagada y conformista.
El silencio posterior funcionó como metáfora. Lo que Colón no dijo fuera de la cancha fue lo mismo que dejó de hacer dentro de ella. Ni respuestas futbolísticas ni explicaciones ante la gente. Solo vacío. Una ausencia de voz que refleja la incertidumbre que hoy rodea al club. A cada fecha que pasa, la presión aumenta. Lo que parecía un trámite sencillo —sumar un punto para garantizar la salvación— se transformó en un peso insoportable. El equipo no encuentra cómo liberarse y, mientras tanto, la paciencia de los hinchas se agota.
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