El Taller Municipal de Cerámica Artesanal de La Guardia funciona a metros de la transitada ruta 168. Sin embargo, en esa casa de techos altos y paredes blancas, se acallan los ruidos de la vorágine diaria, el tiempo se retrotrae. Los artesanos recrean las técnicas que utilizaban los pueblos originarios que habitaron las costas santafesinas. Los productos sintéticos son reemplazados, en su gran mayoría, por materia prima que sale de La Guardia. La producción seriada parece muy lejana en esa factoría de piezas artesanales, con reminiscencias prehispánicas.
El pasado viernes, al caer la tarde, un grupo de personas desafió el cielo tormentoso y encendieron una enorme fogata. En el centro de las llamas colocaron cada una de las piezas de cerámica hechas durante el año por alumnas y alumnos del taller.
La ceremonia conjuga resguardar la tradición y materializar el trabajo artesanal de meses. Elba Machado es oriunda de La Guardia y describe lo que significa para ella y la comunidad la quema anual y el taller en general: “Es una emoción inmensa transformar un manojo de barro que sacamos del río, a unas cuadras de acá, en esas piezas increíbles que se hacen acá”.
Elba hizo todo el proceso que se realiza en el taller y es una promotora incansable para que sean cada vez más los y las vecinas que participen del espacio: “Ahora viene más gente de acá del barrio, pero normalmente eran todas personas de afuera pero para mí es una emoción este lugar y es muy nuestro. Sacamos un pedazo de barro del río y todo lo que llegas a concretar y ahora con fines de lucro, yo me doy el gusto de poder comercializar estas artesanías y poder vivir de esto”, dice la mujer.
Una noche especial
“Hoy es una noche especial para nosotros porque es la quema a cielo abierto”, indica Ignacio Bertuzzi, director del taller, y añade: “Para nosotros es una actividad importantísima porque tratamos de traer un conocimiento transmitido de generación en generación, que es milenario, o sea, tiene entre 1.500 y 2.500 años de antigüedad, que es quemar a cielo abierto, que es hacer una fogata a cielo abierto como hacían nuestros pueblos originarios. Lo que se está quemando ahora es lo que se produjo durante toda la gran parte del año acá”.
Cabe destacar que las piezas del taller se utilizan como regalos institucionales. “Tenemos piezas en todos lados del mundo. Además, hacemos los premios Máscara, que es para los artistas locales. En definitiva, el Taller de Cerámica de La Guardia es un orgullo santafesino que representa muy bien a toda la ciudad”, concluye Bertuzzi.
Los integrantes del taller que se dedican a producir para vender, capean la crisis con las ganancias de las ventas. El 70% de lo que se vende queda para los que producen las obras, en tanto, el 30 por ciento restante se junta en un fondo común para solventar los gastos diarios de los alumnos del taller. Asimismo, sus piezas están presentes en todas las ediciones de La Diseña.
“Este espacio debería ser conocido en todos lados”, asegura José Luis Oviedo, que cursó los tres niveles del taller y ahora está en el sector de producción. “Nunca tuve experiencia con la cerámica y cuando tomé conocimiento que acá había un taller de cerámica artesanal, que se rescataba la cultura de los pueblos originarios, que es un taller que no lo encontrás en otros lugares, es poco común, me atrapó de inmediato”, repasa.
Con respecto a lo que significa la noche de la quema, José Luis cuenta: “Esta noche es un encuentro anual donde sobre todo se da una participación con la comunidad, con los familiares, con distintas personas que quieran participar más allá de los que estamos en el taller. Es una experiencia extraordinaria, porque cualquier ceramista cocina en un horno eléctrico como los que tenemos acá o en hornos de barro armado, a gas, a leña, pero en un ambiente muy controlado. Esta es la quema a cielo abierto, es prácticamente como hacían los pueblos originarios. Entonces poder recrear esto una vez al año acá es como hacerle honor a los pueblos originarios y a la forma en que ellos cocinaban la cerámica”.
Un poco de historia
El Taller Municipal de Cerámica Artesanal de La Guardia abrió sus puertas en mayo de 1960, en una zona privilegiada por un recurso natural nacido del lecho del río: la arcilla.
Este proyecto busca revitalizar la práctica de un arte popular íntimamente relacionado con la realidad de su medio natural y geográfico, transformando este saber en un modo de subsistencia para la gente del lugar.
En este espacio aún se investigan y preservan las técnicas antiguas de la cerámica del Litoral, transmitiendo estos conocimientos desde las infancias.
A través del área de Producción se impulsa la actividad artesanal como elemento de integración cultural y promoción económica.
El trabajo en el reconocimiento del lugar y sus arcillas, con un estricto respeto a las técnicas y costumbres de los pueblos originarios, es un sello que identifica a este espacio de enseñanza.
En su sede se encuentra alojado el Museo de Cerámica Regional “Alfredo D’auria”.
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