El amateurismo argentino en los Mundiales

Aunque en la actualidad parezca irreal, la Selección argentina de fútbol disputó los dos primeros mundiales de la historia con jugadores amateurs.
Habiendo sido estas dos primeras citas mundialistas en la década de 1930, con los campeonatos de Uruguay 1930 e Italia 1934, el combinado argentino se presentó con jugadores amateurs por motivos distintos en ambos mundiales.
A pesar de participar con jugadores aficionados, los mismos consiguieron el mejor resultado argentino en mundiales hasta 1978, con el subcampeonato en el primer Mundial de la historia.
Siendo algo completamente improbable en la actualidad, la historia marca que el seleccionado argentino disputó los dos primeros mundiales de la historia con jugadores amateurs.
Cuando tuvo lugar la primera de las citas mundialistas mencionadas, el profesionalismo todavía no era oficial en nuestro país: si bien los mejores jugadores ya recibían sueldos por la práctica del deporte, esto todavía no estaba reglamentado ni permitido, dando lugar al conocido como “amateurismo marrón”.
La FIFA fue fundada en 1904 y agregó a Argentina como integrante ocho años después. Con la llegada del francés Jules Rimet a la presidencia, la federación accedió a la organización del campeonato de fútbol en los Juegos Olímpicos de Paris 1924 y Ámsterdam 1928.
El notable éxito de estas dos competencias, con más de 60.000 espectadores en la final de 1924, que vio a Uruguay como campeón ante Suiza, permitió que, en el Congreso llevado a cabo en la mencionada ciudad neerlandesa en 1928, se aprobara la organización de un campeonato mundial paralelo a los Juegos Olímpicos, organizado por la FIFA.
La primera edición del Mundial fue disputada en tierras uruguayas, ya que los “charrúas” se habían quedado con el oro en los últimos dos Olímpicos, además de cumplirse el centenario de su independencia. Ofendidos por no haber organizado el torneo, la mayoría de los seleccionados europeos rechazaron la invitación.
Así las cosas, el seleccionado argentino encaró el Mundial con una delegación compuesta por los arqueros Ángel Bossio y Juan Botassio; los defensores Alberto Chividini, Edmundo Piaggio, Fernando Paternoster, José Della Torre, Juan Evaristo y Ramón Muttis; los volantes Adolfo Zumelzú, Atilio Demaría, Luis Monti, Mario Evaristo, Pedro Suarez y Rodolfo Orlandini; y los delanteros Alejandro Scopelli, Carlos Peucelle, Carlos Spadaro, Francisco Varallo, Guillermo Stábile, Manuel Ferreira, Natalio Perinetti y Roberto Cherro. El entrenador fue el exfutbolista Francisco Olazar.
Guillermo "Filtrador" Stábile delantero argentino y goleador del Mundial de 1930, con 8 tantos.
Tras una gran participación en la fase de grupos, donde se destacó una goleada ante México por 6-3, el combinado argentino mantuvo el puntaje perfecto y consiguió otro triunfo abultado en la semifinal, venciendo a Estados Unidos por 6-1.
Llegada la final, se enfrentaron argentinos y uruguayos, el clásico americano más antiguo de la historia. Con algunas situaciones cuestionables en la previa, como una amenaza de muerte recibida por el capitán argentino Luis Monti, el partido comenzó con paridad.
El saludo entre los capitanes, en la previa de la final del Mundial.
Uruguay se puso en ventaja a los 13 minutos, el conjunto argentino remontó con los goles del delantero Carlos Peucelle, a los 20 minutos, y el atacante Guillermo Stábile, a los 37. De todas formas, en la segunda parte, la “Celeste” consiguió tres goles, mediante José Cea, Victoriano Santos y Héctor Castro que le dieron el título.
Para el mundial siguiente, la situación del seleccionado argentino no era la misma. El nacimiento del profesionalismo, en 1931, había generado una separación en el deporte nacional, con dos ligas paralelas: la oficial, que era amateur y había quedado debilitada, y la disidente, regida por el profesionalismo y contando con los equipos más poderosos.
El reglamento de la FIFA marcaba que las selecciones podían ser representadas únicamente por jugadores de la liga oficial, por lo que los mejores futbolistas argentinos quedarían excluidos. A pesar de gestionar la creación de un Consejo Nacional de Football, para permitir su participación, los profesionales decidieron rechazar al seleccionado, que se tuvo que nutrir de jugadores amateurs y otros de ligas regionales del interior del país.
Tras unir Buenos Aires y Roma en barco, en un viaje de alrededor de un mes, una diezmada delegación argentina se presentó para su debut ante Suecia por octavos de final, en el único Mundial de la historia sin fase de grupos.
Argentina comenzó en ventaja con el gol tempranero del defensor Ernesto Belis, Suecia empató antes de los 10 minutos de partido. La “Albiceleste” se volvió a poner en ventaja apenas comenzado el segundo tiempo, con el tanto del delantero Alberto Galateo, pero el equipo europeo acabaría remontando el partido y quedándose con el triunfo por 3-2.
La delegación que viajó a Italia estuvo compuesta por los arqueros Héctor Ferschi y Ángel Grippa; los defensores Benjamín Astudillo, Ernesto Belis, Enrique Chimento y Juan Pedevilla; los mediocampistas Ernesto Albarracín, Arcadio López, Alfonso Lorenzo, José Nehin y Constantino Urbieta; y los atacantes Alfredo Devincenzi, Alberto Galateo, Roberto Irañeta, Luis Izzeta, Vicente Pérez, Francisco Rúa y Federico Wilde. El entrenador fue el italiano Filippo Pascucci.
Formación argentina en el Mundial de 1934.
Así, con mucha más pena que gloria, concluyó la participación argentina en su segunda Copa del Mundo. Al no participar del Mundial de Francia 1938, Brasil 1950 ni Suiza 1954, la selección nacional no fue representada por profesionales en copas del mundo hasta 1958.
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