Vida infrahumana en la cárcel

Vida infrahumana en la cárcel

Tres muchachos en cárceles santafesinas. Denunciaron ante la justicia condiciones horribles de vida. Sin aseo, sin ropa, sin comida. Con frío. Con cucarachas y agua en los pies. Durante semanas. Como en dictadura. Pero en democracia desde hace 42 años. Contradiciendo normas constitucionales.

 

Por Carlos del Frade

(APe).- Dice la Constitución de la Argentina en su artículo 18: “…Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice”.

Aunque la Argentina se desvanece, sigue existiendo como país y todavía parece estar vigente la Constitución Nacional.

El artículo 18 habla de cárceles sanas y limpias, para seguridad y no para castigo y que no deben mortificarse a las personas presas.

En la provincia de Santa Fe, sin embargo, el lunes primero de septiembre de 2025, tres muchachos denunciaron la inexistencia de aquel artículo y la negación de la Constitución en la realidad que soportan.

Ezequiel Dilascio, Diego Aguirre y Mirko Benítez, detenidos en los “buzones” del Servicio Penitenciario de la Provincia de Santa Fe en el penal de Piñero, manifestaron en la audiencia imputativa en la sala 7 del Centro de Justicia Penal que sufren condiciones de detención infrahumanas.

Que están incomunicados de sus familias desde hace semanas, que les dan comida cruda y fría una vez al día, que duermen entre cucarachas, ratas y excrementos y no les dan la medicina que necesitan. Que desde hace semanas tienen la misma ropa, que no tienen para asearse y están en un lugar con el agua en los pies y dos personas duermen en un colchón con una sola frazada.

Semejante descripción a 42 años de construcción democrática produce mucho asco y bronca. No hay justicia si no se respetan las garantías mínimas de higiene para las personas detenidas. El fiscal regional, Matías Merlo, apareció en la sala cuando los detenidos estaban concluyendo sus denuncias que marcan el retroceso en derechos humanos básicos en la provincia de Santa Fe.

Mientras tanto el juez, Fernando Sosa, recomendaba hacer los hábeas corpus correspondientes, cosa que, previamente, según dijo el doctor Daniel Giordano, presentaron. No habrá una sociedad mejor devenida de venganzas, apremios ilegales y exacerbación de la mano dura.

Horas después, dos madres escribieron que se presentan hábeas corpus y son rechazados. Una de ellas agregó que están ahí porque hicieron mal las cosas, “porque les fue más fácil ir por el camino de lo incorrecto pero así y todo creo que merecen estar en mejores condiciones humanas, con ayuda psicológica”.

La otra escribió que “una madre no puede abrazar a su hijo ni un pequeño hijo abrazar a su padre… se cocinan ellos como pueden con su pequeño presupuesto que las familias depositamos cada mes y también compran artículos de limpieza… me duele que se le violen derechos como compartir una tarde de mates con familia directa, sólo lo vemos esposado detrás de un vidrio con una ropa naranja de cualquier talle que sólo se la dan cuando salen del pabellón. Yo hace un año que no puedo dar un abrazo a mi hijo…”, apuntó.

La disminución de los homicidios en la provincia de Santa Fe y especialmente en la ciudad de Rosario es un hecho concreto. Pero más allá de lo que dicen los números es fundamental pensar en qué tipo de sociedad se está pensando si los castigos intramuros dejan de lado las garantías mínimas.

La resistencia del humanismo también debe surgir de la denuncia de situaciones en las que la dignidad de las personas parece no importarle a nadie.

Estas voces, generalmente ignoradas por los grandes medios de comunicación y los partidos políticos del poder, son indispensables para construir un país del que sientan orgullo nuestros amores.

Desde las sombrías realidades de las cárceles, sin embargo, surgen las profecías que anticipan un país más de pesadillas que de sueños colectivos inconclusos.

Fuentes: Audiencia pública del primero de septiembre de 2025 en la sala 7 del Centro de Justicia Penal de la ciudad de Rosario en la que participó como asistente el autor de esta nota. Mensajes enviados por dos madres de personas detenidas.