Si el asesinato del “Pájaro” Cantero en 2013 inició el proceso de luchas letales por territorios, el del barra brava de Central puede generar algo peor. Parece terminar el paréntesis de disminución de homicidios del que se ufanaban el gobernador Pullaro y la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich.
Andino a droga “mexicaneada”; serán aspectos que terminarán de conformar un mito contemporáneo rosarino.
Pero la cuestión, como siempre, está más allá del personaje.
“Pillín” era la expresión individual de un fenomenal flujo de dinero que siempre está vigente a través del fútbol, la violencia, el narcotráfico y los nichos corruptos del estado.
El asesinato de Bracamonte, en definitiva, es una nueva postal de la parábola de la ciudad que supo ser el corazón del segundo cordón industrial más importante de América del Sur y que se convirtió en un paraíso de lavado de dinero, mano dura siempre para los de abajo e impunidad para los delincuentes de cuello blanco.
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