Entre el Artiguismo y Tucumán

Entre el Artiguismo y Tucumán

Cuando era niño y debía realizar la tarea para la escuela sobre el 9 de Julio, me preguntaba porque no estaba mi querida provincia entre los firmantes del Acta libertaria de 1816. Estaba desconcertado por ese hecho, y fue muchos años después, leyendo por mi cuenta, que me enteré que los santafesinos habíamos declarado la independencia junto a los demás pueblos del Litoral, bajo la influencia de José Gervasio Artigas, el 29 de junio de 1815, un año antes de la declaración de Tucumán.

En particular fue un notable libro del historiador rosarino Juan Álvarez, titulado Las Guerras Civiles Argentinas, el que me llamó poderosamente la atención sobre la ausencia santafesina en el Congreso de Tucumán. Hablando de la Banda Oriental y su influencia afirma:”Para esquivar los peligros inherentes a la formación de un estado demasiado pequeño, ingeniaron anexarle aquella parte del Litoral que tenía análogas producciones; y así surgió la invitación hecha en 1815 a Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y Córdoba, para constituir un congreso local distinto del que poco después se reunió en Tucumán”.

El autor de la Historia de Rosario, evidentemente no le dio importancia al Congreso de Oriente, o no quiso polemizar con la historiografía dominante de su época, que había canonizado al 9 de julio de 1816 como fecha fundacional. Las novísimas investigaciones en torno a lo que ocurrió en el Litoral después del 25 de mayo de 1810, están abriendo nuevos caminos para la reconstrucción de la verdad histórica, mientras que los institutos artiguistas de toda Sudamérica están aportando una cantidad de material que llevará a una reivindicación definitiva de los caudillos federalistas de esta zona del continente.

Allí comenzaron las preguntas sobre lo que Raúl Scalabrini Ortiz, denominaba la sabia organización de la ignorancia, que había ocultado el magno hecho acaecido en el Arroyo de la China. La respuesta fue, como siempre, la misma: la historia la escriben los que ganan, y el proyecto artiguista sucumbió por la política traicionera y suicida de Buenos Aires, y la astucia portuguesa.

Los historiadores de la clase dominante porteña y sus continuadores que han escrito la historia del país con un criterio unitario, fueron implacables con el Caudillo Oriental. Vicente Fidel López ha agotado los epítetos para descalificarlo. Por suerte, como ya expresé anteriormente, se han publicado nuevos libros que están restableciendo la verdad histórica, entre los que podemos destacar Las dos independencias argentinas, de Ricardo de Titto, aparecido en 2015.

Santa Fe se había levantado con hidalguía contra el centralismo porteño, el 24 de marzo de 1815, adhiriendo inmediatamente al proyecto artiguista. El 29 de abril, el caudillo oriental convoca a un congreso soberano invitando a los porteños y ante su negativa reúne a las provincias de Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Córdoba y la Banda Oriental. No ha quedado ningún documento original de lo ocurrido en ese momento, pero a partir de fuentes indirectas podemos colegir la declaración de la independencia. Antonio Gramsci ha escrito, con agudeza, que la recuperación de la historia de las clases subalternas es de naturaleza indirecta y oral, puesto que los oprimidos carecen de escribas a su servicio. El doctor Julio Rondina, eminente historiador santafesino, lo explica admirablemente: “Ante el fracaso de las negociaciones con Buenos Aires, Artigas convocó a un Congreso que se llevaría a cabo en el Arroyo de la China (Concepción del Uruguay).

Es cierto que no se conservan las actas originales del congreso, las que se han extraviado, pero se ha podido reconstruir fidedignamente las principales actuaciones a partir de otros instrumentos concordantes.

Sabemos, por ejemplo, que el diputado por Santa Fe, Pascual Diez de Andino, arribó con las mismas Instruccio- nes que en 1813 portaron los diputados de la Banda Oriental ante la Asamblea General Constituyente en la primera de las cuales, se reclamaba: ’Primeramente pedir la declaración de la independencia absoluta de estas colonias, que ellas están absueltas de toda fidelidad a la Corona de España y Familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España, es y debe ser totalmente disuelto’.

Otro de los instrumentos que fue adoptado por este Congreso fue el que Artigas propusiera a los diputados porteños Pico y Rivarola, pocos días antes, en el cual se disponía que ‘las Provincias de la Liga, y la Liga misma, formarían parte del Estado denominado Provincias Unidas del Río de la Plata…en el pleno goce de su libertad y derechos, pero sujetas desde ahora a la Constitución que organice el Congreso General del Estado, legalmente reunido, tenido por base la libertad’.

Cuando Artigas tomó conocimiento de la declaración de la Independencia en San Miguel de Tucumán, escribió al Director Supremo Rondeau: ’Ha más de un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia absoluta y respectiva. Lo hará presente al soberano Congreso para su superior conocimiento’”.

Debemos agregar, además, que Santa Fe quiso participar del Congreso de Tucumán, para el que había sido elegido el doctor Juan Francisco Seguí, pero el Congreso rechazó la diputación, rompiendo lo acordado en el Pacto de Santo Tomé, e intentando subordinar nuevamente a nuestra provincia al poder del Directorio.

Los Congresos de Tucumán de 1816 y el de los Pueblos Libres de 1815 tuvieron una lógica diferente. El primero era centralista y buscaba un monarca para coronar, con un sector más americanista, representado por San Martín y Manuel Belgrano que intentaba instituir a un rey Inca, mientras que el sector más cipayo miraba con simpatía a monarcas europeos. El Congreso de los Pueblos Libres, se diferenciaba en que era de raigambre confederal y republicana, y aún hoy tiene plena vigencia en cuanto a sus principios. Los argentinos asumimos como propio el grito de Tucumán, pero es imprescindible conocer toda la historia de nuestra patria, y en particular la de nuestra provincia. Y reivindicar en toda su grandeza a la figura de José Gervasio Artigas y a los luchadores santafesinos que fueron los primeros en sostener ante el mundo, que no queríamos ser esclavos de ningún poder extranjero.

Por Gustavo Battistoni
(Historiador y escritor firmatense)