Consumos, negocios y muertes: postales del fracaso de las políticas públicas sobre drogas*
Ante los hechos sucedidos en Rosario; su cobertura mediática y las medidas del gobierno nacional, aportaremos nuestra mirada y, en lo posible, propuestas para superar la dolorosa situación social que nos atraviesa.
Entendemos que 1) el crecimiento exponencial del tráfico y la oferta de drogas, 2) la “vulnerabilidad social creciente de la población” y 3) la “cultura tóxica consumista”, -inherente al sistema capitalista- han constituido una “pandemia social de consumos de sustancias psicoactivas legales e ilegales”, como describiera el psicólogo rosarino y experto en la materia, Horacio Tabares. Resulta central detenerse en su análisis.
1) El crecimiento exponencial del narcotráfico
“La Argentina es el tercer exportador mundial de cocaína” (Inf. Mundial sobre Drogas ONU-2022) Se produjo un cambio en los últimos años pasando de ser país de tránsito a productor. La provincia de Santa Fe y la ciudad de Rosario resultan clave para la circulación, recepción, distribución/venta y blanqueo del dinero que emana de este negocio ¿Por qué?
a) Según el citado Informe de la ONU: “el 90% de la cocaína incautada a nivel mundial en 2021 fue traficada por contenedores y/o por mar”. Santa Fe está atravesada de norte a sur por el río Paraná (sistema de navegación troncal de la “cuenca del Plata”) y tiene la mayor actividad portuaria de ultramar de la Argentina, con puertos privados (en su mayoría extranjeros) que controlan el comercio exterior, el ingreso de divisas y son en su mayoría “zonas francas” sin control del Estado nacional. Además existen numerosas pistas de aviación clandestinas, sobre todo en el norte. Es un nudo de las rutas nacionales de la droga (RN.34 que viene desde Santa Cruz, Bolivia, donde se elabora una gran parte de las hojas de coca para producir cocaína o pasta base y la RN.11 que nos une con Paraguay, donde se produce, hasta hoy la mayor cantidad de marihuana).
b) Se “lava dinero” a gran escala. ¿dónde escondería Ud. un elefante? En una manada de elefantes: el polo agroexportador del sur provincial que constituye casi el 80% de las agro-exportaciones del país. Acá se “blanquea” la compra y venta de cereales en negro (un actor central es la BCR), se revalorizan en negocios financieros, se “lava” en “inversiones” inmobiliarias (ahí existen complicidades de Estados municipales que modificaron ordenanzas para concretarlas) y, también, en los casinos provinciales, ppalmente de Rosario y Santa Fe.
De estos temas hablamos cuando decimos narcotráfico; por eso las decisiones necesarias son políticas y económicas; no militares. Como dice Carlos Del Frade: “Cuando Bullrich, Celia Arena, Roberto Mirabella y ahora Alberto Fernández impulsan la participación del ejército a través de la figura del narcoterrorismo, utilizada por los EE.UU desde los años 90 en todo el continente con el resultado de decenas de miles de personas muertas y cada vez más narcotráfico, lavado de dinero y control social sobre las juventudes; no hacen más que agravar lo que sucede en los barrios (…) La sumatoria de fuerzas federales sin ninguna coordinación ni compromiso con las historias barriales del Gran Rosario terminará en lo mismo que el año pasado: nunca hubo tantos efectivos de fuerzas federales y nunca hubo tantos asesinatos como en 2022. Tiene razón el presidente al decir que son las fuerzas armadas de "nuestra democracia" pero es imprescindible recordar que lo mismo se dijo en México, Colombia y Brasil y el resultado fue la colonización de los ejércitos al servicio del narcotráfico. Porque el narcotráfico y el contrabando de armas son negocios, flujos de dinero que no se cortan con un tanque, si no con la decisión de anular las transacciones bancarias de origen ilegal. Es función de la política provincial recuperar los barrios desde la democracia enfrentando y aislando los nichos de corrupción de la policía provincial”
2) Revertir la vulnerabilidad social creciente de la población
La magnitud del consumo de sustancias psicoactivas (legales e ilegales) y las adicciones constituye hoy una situación de emergencia en materia de salud pública.
En una población que aún no supera las pérdidas de seres queridos, de proyectos, de laburos que la pandemia de COVID produjo, esas angustias, ansiedades, broncas y tristezas se “calman” con sustancias. Pero si gran parte de la población se encuentra atrapada en la pobreza e indigencia, desocupación, hacinamiento habitacional, violencias, barriadas olvidadas; urgen decisiones políticas que erijan un modelo productivo que ponga el centro en la inclusión social desde el empleo, que destine recursos para sostener a la niñez y juventud en la escuela, clubes, centros culturales. Y una salud pública (y sus trabajadoras/es) en condiciones de afrontar esta situación de “pandemia social de consumos de sustancias psicoactivas legales e ilegales”.
A una población vulnerable, material y simbólicamente, le resulta imposible contrarrestar la cultura narco. Cuando las organizaciones narco-barriales se instalan, producen un efecto simbólico muy fuerte y terrible: es la forma de alcanzar un futuro económico mejor. ¿Cómo se le explica a un joven que vive en un barriada olvidada y a diario ve a su papá levantarse a las 5 de la mañana y volver a las 7 de la tarde de la obra de construcción que trabaja y no les alcanza para satisfacer sus necesidades básicas, cuando al lado vive un transa de 25 años en una casa de dos pisos, con bienes y servicios de lujo? ¿Cómo se revierte la situación si la pibada accede más fácilmente a drogas y armas que a una pelota, un cuaderno o una herramienta de trabajo?
3) Apostar al protagonismo de la gente
La cultura consumista”, esencia del sistema capitalista, refuerza diariamente el individualismo que marca la relación sujeto-sustancia; ahí no hay necesidad de otra/otro, de compartir. Todas aquellas prácticas sociales (y políticas) que permitan el protagonismo de la gente en la lucha contra las causas estructurales del problema indican la salida a esta delicada situación. Es fundamental promover el armado de “redes” barriales, comunitarias, unir la organización social del barrio de las vecinales, centros culturales y clubes, centros de salud, escuelas, parroquias, radios comunitarias. Ahí está la sabiduría y la fortaleza para transformar esta realidad. Unirlas en la lucha por obras y servicios para el barrio, generación de empleo, espacios deportivos y culturales, sostenimiento en el sistema educativo de niñas/os y adolescente, garantía de acceso a la salud pública.
A la vez, construir estrategias de prevención comunitaria poniendo en manos de la gente recursos y herramientas para el desarrollo de actividades que fortalezcan lazos solidarios y colectivos junto al aprendizaje, la reflexión y el conocimiento de la problemática y promoviendo el derecho al trabajo, educación, deporte, cultura y felicidad para la niñez, juventud y población en general. Estrategias que contribuyen a aumentar la percepción del riesgo de los consumos y disminuir la tolerancia. La prevención, genera conocimientos alertando sobre los riesgos de estas conductas y produciendo actitudes adversas hacia los mismos.
Esta estrategia que posibilita el protagonismo popular es necesariamente urgente porque el aumento exorbitante de los consumos de sustancias completa el cuadro marcado por los negocios millonarios del narcotráfico y la violencia que genera. Hoy, dramáticamente, ha bajado la edad de inicio y se debe intervenir urgente para que niñas/os y adolescentes no entren en contacto con sustancias psicoactivas, produciéndoles daños irreparables por una ingesta precoz. A su vez, trabajar en prevención es detener el paso de quienes han experimentado y usado sustancias, a un abuso y puedan llegar a perder el control cayendo en una adicción.
Hay una salida
Comunidad organizada, redes barriales de organizaciones que desplieguen la “prevención comunitaria” con el protagonismo popular y profesionales al servicio de las necesidades de su pueblo y que desde la lucha exijan respuestas a las causas estructurales de la problemática.
Integrar esta pelea a las desarrolladas por la soberanía nacional y control estatal del Rio Paraná y los puertos extranjeros, recuperar los puertos públicos provinciales, políticas activas de investigación del lavado de dinero y, animarnos a debatir sobre el modelo agroexportador de “cosechas y exportaciones récords” conviviendo con la “pobreza y desocupación records”.
Hace 6 años venimos recorriendo un camino práctico para que pibas/es sean protagonistas de la lucha por revertir la situación que los atraviesa y junto a las organizaciones sociales y políticas, aproxime nuestros objetivos de alcanzar una niñez y juventud sana y plena en una vida feliz, materializando la consigna lanzada hace 6 años cuando nos animamos a soñar *#NiUnPibeMenosPorLaDroga”*.
Pablo Lando
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